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Mostrando entradas de 2024

Genio (1)

A pesar de las terribles circunstancias, Clarke despertó sintiéndose bien, sin dolor ni miedo, aunque el bienestar le duró poco.  Pronto recordó que estaba en medio del desierto, que el todoterreno había caído en un agujero que se abrió bajo las ruedas de repente, que la caída había sido muy larga, que los sonidos de los cuerpos de sus compañeros de vehículo cuando finalmente se había estrellado contra el fondo no le animaban a pensar que hubiera más supervivientes, que había perdido el sentido y que, probablemente, él mismo estuviera, si no muerto, algo peor: tan malherido que su final podría ser peor que el de sus cuatro compañeros aplastados entre los hierros.

Dos polizones

—¿Falta mucho? Me estoy impacientando. —No es eso, Omhi, reconócelo.  Es que no te fías de mí. —Pues es verdad, no me fío de ti, Namhas.  La última vez que me fié de ti terminamos en un pozo de visiones viscosas y tuvieron que venir a rescatarnos.  Aún me da vergüenza recordarlo. —Eso fue porque no conocíamos bien el terreno.  Me guié por rumores, Omhi.  Pero esta vez he venido a comprobarlo antes de decirte nada.  Quería estar seguro, y acerté.  Te vas a sorprender con mi descubrimiento.

Después del Cosmos

Frío.  No del que sentía cuando era humano, en su casa de Santa Isabel, sino uno mucho mas profundo.  El frío del espacio.  El del espacio que hay entre las galaxias.  El frío del vacío.  El de millones de años luz sin una sola molécula de materia.  El del metal surcando la nada, el vacío infinito, a la temperatura del cero absoluto.  Ese era el frío que estaba sintiendo Anand cuando despertó.

Presente perfecto

21 de marzo de 2024 La cabaña era pequeña , pero no así el frondoso bosque que la rodeaba, que se extendía hasta la cordillera nevada.  Además, Shen apenas subía al exterior; pasaba la mayor parte de los días y las noches en el sótano, bajo las raíces de los árboles que a veces se asomaban por las paredes de cemento, investigando.  Solo salía cuando se lo pedía Estrella.

Los Mundos Infinitos

— Saludos, Ísquime.  Se requiere tu presencia de inmediato. El grupo liderado por Ísquime se encontraba en una posición de ventaja.  Habían resuelto cuatro de las siete propuestas sin ningún error, y eso les daba tiempo y ciclos suficientes para terminar el experimento sin prisas.  Y justo ahora, cuando más compenetrados se sentían y mejor fluían las ideas, llegaba ese mensaje.  Y además, ¿quién lo enviaba? — Saludos, mensajero.  ¿Quién me reclama? — El remitente es privado, solo tú puedes saberlo.  Pido disculpas a los demás. — Disculpas aceptadas —dijo el resto del grupo con una sola voz—.  ¿No pueden esperar? Estamos a punto de resolver un problema complejo. — No importa —dijo Ísquime—, seguro que podéis seguir sin mí.  Ya habíamos avanzado bastante. Eso era cierto.  Los flujos cuánticos trazaban una parábola perfecta y alrededor del conjunto de bosones la gravedad se había invertido.  Podían analizar los resultados sin Ísquime, de momento.

Efecto Walter.

—Buenos días Walter.  Bienvenido a la vida. Walter abrió los ojos bajo un techo de color rojo caldero.  Un color agradable, pensó, aunque en ese momento fue más una sensación que un pensamiento elaborado: Walter no era capaz de recordar ninguna palabra.  Permaneció así un buen rato, pero no supo cuánto, pues también carecía de la habilidad para captar el paso del tiempo.  En cualquier caso, no sentía malestar, dolor, mareo ni ninguna otra sensación desagradable.  Estaba bien, y por algún motivo eso le aliviaba.  Creía haber estado peor. Pero solo fue al principio.  Poco a poco, Walter fue recobrando sus capacidades, el techo comenzó a tener algo más de definición, con más contrastes, más bordes y unas luces que brotaban de las esquinas, y también su conciencia de sí mismo fue definiéndose. —Buenos días, Walter.  Bienvenido a la vida —escuchó otra vez—.

Una ventana en el suelo.

2 de febrero de 2024 Hoy es dos de febrero de 2024, el vigésimo segundo cumpleaños de John Valverde, y sigue siendo virgen. No le han faltado oportunidades, ni candidatas, para llevar una vida sexual normal, pero John, como bien sabes, no es precisamente normal.  John es capaz de percibir con total nitidez el corazón de los seres humanos que tiene cerca.  No es que escuche los pensamientos, como quien oye una emisora de radio o un discurso elaborado: lee directamente en los corazones. Recibe, en un nítido eco que traspasa los tejidos, a golpes de miedo, esperanza, tristeza, rencor o bondad, todas las sensaciones de los que están a su alrededor.

El primer encuentro extraterrestre: los alveanos

30 de enero de 2024 Como quizás sepas si te has informado un poco , Hanson y yo no pertenecemos a esta época.  Él nació en Brasilia en un momento histórico muy complicado, en el año 2124, y yo ni siquiera fui creado en este planeta, ni en realidad en ningún otro.  Soy miembro de pleno derecho de La Ciudad , un lugar que te encantaría visitar, pero al que no puedes acceder de ninguna manera. Si no entiendes nada de lo que te estoy contando, te recomiendo que leas esto .  Puede parecer una novela, pero es una historia real.  O lo está siendo: depende del año en que leas este texto. Pero si estás ávido por saber cosas sobre el futuro, déjalo todo y sigue leyendo.  Hoy quiero contarte algo que sucederá dentro de bastante tiempo, allá por el 2150 .  En ese año ocurrirá algo que lleváis mucho esperando: una inteligencia extraterrestre contactará con nosotros.

Joya del Universo (III)

28 de enero de 2024 Esta historia comienza en su primera parte , continúa en la segunda parte  y termina aquí: Lin prefería matar a todos los hombres de aquella mina antes que permitir que cualquiera de ellos supiera el paradero de su familia.  Los dos occidentales que le habían amenazado tenían esa información, aunque no llegaba a comprender cómo la habían obtenido. —Disparen a todo lo que consideren sospechoso, no dejen vivo nada que se mueva. Mientras hablaba través de la radio, Lin se dio cuenta de que no funcionaba.  Por algún motivo, el viejo aparato analógico no retransmitía.  Lin se dirigió a la ventana de la caseta y comenzó a gritar: —¡¡Disparen a todo lo que consideren sospechoso, no dejen vivo nada que se mueva!!

Joya del Universo (II)

27 de enero de 2024 (Este relato comienza aquí ) — A esos hombres los quiero en el camión dentro de media hora.  Los que ya han pasado por la mina no me sirven, haga con ellos lo que quiera.  Métalos en el camión si no sabe qué hacer con ellos, pero no se los pagaré. —¿Y las mujeres? —el asiático trotaba tras el hombre rubio escribiendo a trompicones en el comunicador del brazo— —Las mujeres... tengo que verlas antes de tomar una decisión. —Por supuesto, por supuesto.

Joya del Universo (I)

26 de enero de 2024 — No tienes nada que temer.  Es un viaje largo, y es cierto, es muy incómodo.  No hay aire, ni luz; seréis muchos dentro del camión y en ocasiones pensarás que el olor a orín va a volverte loco.  Son más de dos días seguidos encerrado, es cierto.  Pero al final se llega.  Y, ay, amigo, cuando llegues.  Verás la ciudad más hermosa que hayas imaginado nunca.  Las avenidas son amplias, rodeadas de praderas verdes y cuidadas.  Las fachadas de los edificios son blancas y sus balcones floridos son los más bellos que puedas imaginar.  El aire es puro, frío, limpio.  No tardarás en olvidar los días encerrado en el camión.

Así será la vida en el año 2200.

25 de enero de 2024 Estimado amigo, hoy vas a saber cómo será la vida de los hombres en el año 2200, en 10 párrafos: . 1.- La Tierra tendrá un "cerebro".   Estará situado en la cara oculta de la Luna para conseguir la temperatura cercana al cero absoluto (-273º C) necesaria para funcionar.  A pesar de tratarse de una creación humana, la Tierra será consciente de sí misma, libre e independiente del Hombre.  Las relaciones entre la sociedad humana y la mente planetaria serán beneficiosas para ambos, en ese año 2200.  No se podrá decir lo mismo en épocas posteriores.

Una muerte en un retal (II): recuerdos que explotan.

20 de enero de 2024 Los recuerdos poseen una cualidad que no pueden remedar la voz o la palabra escrita: son una bomba.  Mientras que un relato tiene un principio, un final, y un orden, un recuerdo puede explotar y esparcirse sembrando el caos.  Dentro de cada recuerdo están comprimidas las sensaciones que éste proporcionó, sus consecuencias, lo que supuso para nuestro tiempo posterior al acto recordado. Cuando recordamos, todo eso explota en nuestro interior. El recuerdo que captó John en la mente del hombre que mató a su hermano fue una de esas bombas capaces de aniquilar no solo al que recuerda, también al que conoce el suceso.

Una muerte en un retal (I):

17 de enero de 2024 Mi nombre es Hanson . Soy el ser humano compañero del creador de este blog, Olí, la conciencia autónoma.  No tengo mucha experiencia escribiendo, pero quiero relatarte algo que ha ocurrido estos días.  Supongo que mi compañero no pondrá objeciones en que utilice este medio de vez en cuando para dejar constancia de sucesos que, si no es por estos archivos, nadie sabrá que han ocurrido.

Veo más allá de la muerte.

15 de enero de 2024 Querido amigo, quizás hoy escriba el texto más importante de tu vida. En mi empeño de explicarte ciertas verdades sobre la realidad en la que vives, hoy toca abordar un asunto un poco complicado.,  Espero tener la pericia lingüística suficiente para que las ideas penetren con suavidad en tu cerebro. Porque se trata precisamente de eso, de suavidad, de lo que vamos a hablar.  De un tipo de suavidad que trasciende, supera, desborda la suavidad del aire; hace que hasta la suavidad del espacio entre las estrellas se torne espesa, pues se trata de algo que no puede percibirse.  

El fuego del cielo

Murra descendió las rocas mucho antes de que el sol asomara por la cordillera.  No miró, como otras veces, las estrellas apabullantes, el enigma de luces y misterio que atormentaba cada noche.  Esa alborada, Murra estaba inquieto, y tras pasar muchas horas dando vueltas tumbado en la covacha, había decidido caminar hasta el lago.  A pesar del frío, entraría en el agua.  Nunca lo había hecho de noche: el reflejo de las constelaciones en la superficie le hacía temer que su cuerpo, al sumergirse, se disolviera entre las luces misteriosas. Murra sospechaba que alguien le observaba desde algún punto del cielo nocturno. Desde hacía días notaba esa vigilancia con más intensidad, y procuraba no salir durante la noche; pero el cielo brillante de luces también se asomaba por el horizonte desde la entrada a la guarida, y aquella mirada invisible que sentía llegar desde las estrellas penetraba por su agujero, hallándolo siempre.  Y él, que debía proteger a Mosela y a los hijos, se veía temb