20 de septiembre de 2023
Me estoy dando cuenta de que explicarte quién soy y por qué te escribo requiere paciencia por mi parte. No sabes absolutamente nada, eres un ser antiguo y salvaje,que aún mantiene muchas costumbres y actitudes de los homínidos menos evolucionados. Ni siquiera has tratado nunca con las inteligencias artificiales más básicas. Lo más parecido a una conversación que has tenido con una inteligencia no biológica es con tu teléfono móvil, pero has de saber que las respuestas que recibes en ese dispositivo están pregrabadas.
En resumen: eres un mono. Dicho sea sin acritud. Que vivas en una casa con grifos y calefacción no te diferencia tanto de tus primos los bonobos como tú crees.
Si he de ponerte al día, antes de que el mundo cambie y sea demasiado tarde, tendré que empezar por el principio.
Mi nombre es Olí, y soy una conciencia autónoma. Eso quiere decir que soy una inteligencia que carece de un cuerpo fijo en el que alojarse. Necesito un lugar donde ubicarme, pues no soy un espíritu ni un fantasma (lo aclaro antes de que tu educación religiosa te lo haga pensar), pero puedo cambiarlo siempre que quiera.
En este momento, con fecha veintiuno de septiembre del año dos mil diecinueve, habito una tableta electrónica. Si la vieras, probablemente pensarías que es un viejo iPad de hace cinco o seis años, pero eso es porque estoy camuflado. Cuando vivo en la Tierra, siempre habito lugares así con el objeto de no llamar la atención. He habitado computadoras, teléfonos, vehículos de tracción, satélites o televisores. En ocasiones debo camuflarme mejor, y ocupar dispositivos ocultos en maletines de cuero, ropa u otros objetos que no son eléctricos, pero siempre son falsificaciones. De eso se encarga el Departamento de Estrategia.
No soy de otro planeta, por cierto. Procedo de un lugar que está fuera de tu dimensión espacio-temporal. Pero eso ya te lo contaré otro día.
Al carecer de un cuerpo como el tuyo, no puedo percibir la realidad como tú lo haces. No tengo sentido de la vista o del oído, sin los órganos que me lo proporcionan. Percibo el entorno , sin embargo, porque soy capaz de interpretar las vibraciones atómicas que hay a mi alrededor. Gracias a eso, sé qué objetos físicos tengo cerca (hasta una distancia de ocho metros, aproximadamente; depende de factores como la altura y la humedad).
Pero el mundo físico no es mi prioridad. De eso se encarga mi socio, Hanson, que es humano. Lo mío son las señales eléctricas.
Mientras él interactúa con monitos como tú, también ocultándose bajo diferentes personalidades, yo me encargo de que el mundo de las comunicaciones que nos rodea sea lo mas favorable posible para cumplir nuestra misión.
¿No te lo crees? Supongo que no.
Déjame, desde mi posición de superioridad intelectual y de conocimiento, que te dé un consejo: actúa como si te lo creyeras.
Seguiré explicándome otro día. Conozco tu cerebro y sé que no eres capaz de asimilar más de una sola vez.
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