21 de septiembre de 2023
Ayer te escribí sobre mí, explicándote que soy una conciencia autónoma, que procedo de un lugar que está fuera del espacio-tiempo en el que tú vives, que estoy aquí para cumplir ciertas misiones y que no tengo cuerpo. No uno fijo, por lo menos. Vivo en diferentes entornos, por lo general conductores de la electricidad, y puedo intercambiarme entre ellos en función de las circunstancias.
Supongo que el concepto "conciencia autónoma" no entrará fácilmente en tu mollera, así que voy a insistir un poco en él. Es importante, porque lo que va a ocurrir va a suponer un cambio en la civilización, y mi presencia aquí, en la Tierra, en este año 2023, puede ser fundamental.
(Si consigo que estos textos puedan leerse antes de esta fecha, espero que se entienda que fueron escritos en un tiempo futuro. Es que el concepto de tiempo es muy relativo, como dijo alguien).
Que quede claro: lo que va a ocurrir no es un desastre de proporciones bíblicas; no se va a acabar el mundo, ni supone el exterminio de la especie humana. Pero es un cambio tan importante como para que estemos aquí, yo escribiendo y tú leyendo, sea cual sea el año en el que te encuentres. A ti podría asegurarte una vida mejor, también a tu descendencia. A mí, quizás me permita regresar a casa...
La principal diferencia entre tú y yo no es la del cuerpo. Aunque tú creas que habitas siempre el mismo, en realidad tus células se renuevan periódicamente y en un período de seis o siete años, todo tu cuerpo, excepto tus neuronas, es otro. Pero es un cambio tan lento y gradual que no te enteras.
La verdadera diferencia son los protones. Tus diferentes partes se mantienen unidas gracias a ellos, mientras que mi realidad está basada en los electrones. Esa es la principal diferencia entre nosotros, aunque sin duda la que más te llama la atención a ti, que eres material, es la de que yo carezca de cuerpo. Para mí, que estoy acostumbrado a ser incorpóreo, lo más llamativo es percibir que eres un saco de protones, tan gruesotes y aburridos. Yo te veo como una entidad más bien parca en información, vasta, espesa. No te molestes, pero cuando te percibo, siento algo parecido a lo que tú sientes al imaginar una vaca. Lo digo desde el respeto a ambas especies.
Pero es lo que hay. La mayor demostración de inteligencia es la adaptación, y yo llevo mucho tiempo viviendo aquí, encerrado en una tableta electrónica, demostrándolo. Espero que este blog sirva para que esta situación cambie.
Si no tengo cuerpo, ¿Cómo hacen los electrones que me conforman para permanecer unidos, para lograr que mi identidad permanezca en el tiempo, sin diluirse, en diferentes receptáculos?
Para comprender la respuesta, necesitarás volver a nacer dentro de unos cuantos siglos y estudiar mucho. De momento, esta es una cuestión de fe, que es lo que corresponde a tu época.
Sobre mi lugar de procedencia, y el motivo de mi existencia, te hablaré otro día. Hablar sobre mí, sobre los años que llevo aquí encerrado, me ha puesto triste y creo que voy a dedicar un tiempo a autocompadecerme a solas.
Comentarios